Páginas: 192 B/N
Idioma: Castellano
Precio: 7,20 €
Atención, este comentario puede contener (y de hecho contiene) spoilers
Lo cierto es que no es muy común encontrar en un manga un final cerrado y resuelto, quizás más por culpa de los gakkuen y shonen en general donde nos tienen acostumbrados más a finales insinuantes, en los que sabes que entre la pareja protagonista pasa algo, o pasará pero en ningún momento se muestra. O aún cosas peores como ocurre en Ranma, cuyo final podría haber sido prácticamente el mismo que el de cualquier capítulo suelto en los últimos ocho o nueve tomos.
En esta ocasión, ya un tomo antes de la conclusión vemos como la autora va cerrando tramas, algo bastante inusual. De hecho hasta me hizo hacer dudar pues la serie podría haber tenido un final totalmente coherente, cerrado y más "habitual" de haber terminado en ese número. Sin embargo en el último se dedica a dar unos cuantos toques más al final, presentándonos lo que ha sido de los personajes de la serie 16 años después del "termino" de la serie, en un capítulo especial muy extenso y que nos muestra lo que ha sido de las vidas una vez ya pasados esos años de adolescencia.
Si bien podemos definir la obra como un shojo costumbrista, la verdad es que es que en poco se parece a la mayoría de los mangas de este estilo. Es un comic en el que verdaderamente asistimos al día a día de sus protagonistas, a sus vidas tanto dentro como fuera de la escuela durante esos años de secundaria alta o bachillerato, que nunca me ha quedado muy claro como va el sistema educativo japonés, y lo más importante, asistimos también a la maduración de los personajes, un punto que en la mayoría de los gakkuen suele faltar. En este caso, los personajes cambian, evolucionan, maduran... y como.
El mejor ejemplo no puede ser otro que Yukino, la protagonista. Es el personaje sobre el que se sustenta la serie durante su primer tercio. En un principio, Yukino se nos presenta como la chica perfecta. Guapa, lista, sofisticada, amable con todo el mundo... un encanto vaya. Pero su verdadera personalidad está muy lejos de esa realidad que aparenta. Es una muchacha superficial, a la que solo le importan las apariencias, las notas y ser la número 1 en todo, para lo cual se mata a estudiar y a ensayar su rostro de "niña bien". Pero claro, todo eso cambiará desde el día en el que el "chico perfecto" de la escuela, su némesis, descubre su secreto y lo usa para que le ayude a hacer todas las tareas del instituto... y como no podía ser de otra manera entre ellos nacerá el amor.
Cualquier parecido de esa Yukino con la que podemos ver en los últimos tomos de la serie no es más que pura coincidencia. Es posiblemente el personaje con mayor índice de maduración que se me ocurre en estos momentos, pasando de un personaje, cuya vida gira alrededor de los estudios y su afán de ser la nº1 en todo lo que hace a un mundo lleno de matices, en lo que importa no es ser el mejor sino estar a gusto con lo que hace y como lo hace. Ahí entran también en juego una serie de personajes con los que formará su pandilla, expandiendo su mundo mucho más allá de su novio y que serán una parte muy importante de los acontecimientos durante esos años de instituto.
Es precisamente en este momento cuando la dirección de la serie da un cambio radical y Yukino es desplazada por Shoichiro, el estudiante modelo, el novio perfecto, el amigo incondicional... la verdad, es que hasta este momento con la excepción del principio, Shoichiro se había quedado como un personaje un tanto plano. Pero la sorpresa llega en este momento, cuando la verdadera personalidad del muchacho se nos presenta como un huracán. Maltratado de pequeño, abandonado por su padre, casi asesinado por su madre hasta que fue recogido por sus tíos, sus padres adoptivos está claro que la psique de este chaval no podía estar tan bien como aparenta. Y efectivamente, en cuando Yukino deja de ser el personaje bajo la luz, nos empezamos a fijar en el perfecto de su novio, viendo que lejos de ser perfecto, esconde una personalidad torturada que lucha por salir y que acabará por prevalecer, haciendo daño a sus seres queridos e incluso amenazando con hacerle perder la razón. Son unos tomos muy buenos, tan solo ensombrecidos por la rapidez y facilidad con la que solución se resuelve una vez descubierto el problema, volviendo el personaje a su vertiente “perfecta”.
Y entre ellos dos encontramos un elenco de personajes a cada cual más peculiar. Un cantante de un grupo rock enamorado de su hermanastra, un guaperas que es un inútil cuyo mayor sueño es ser artista de cabaret y que se convertirá en el mejor amigo del protagonista, la gran enemiga de Yukino que pasará a ser su mejor amiga, un grupo de chicas a cada cual más loca… y de cada personaje tratarán algunos de los tomos, viendo más bien poco a la pareja protagonista durante un tiempo, lo cual a alguien le puede parecer extraño pero que permite desarrollar mucho a los demás.
Y llegado el final, lo único que se puede echar en cara es que quizás es demasiado perfecto. Todos son felices, ninguno tiene ningún problema (a pesar del susto que nos da la autora jugando con una posible muerte de Soichiro) y sobretodo, que todos han conseguido todo lo que querían. Un final quizás demasiado “Y fueron felices y comieron perdices” aún a pesar de las vicisitudes sufridas durante la serie.
Sobretodo esto se puede ver en el tema del embarazo de Yukino. Ella, con las posibilidades en la vida que tiene, deja la universidad para tener el niño (lo cual es muy loable y respetable) pero lo curioso es ver como la familia de Soichiro está encantada con la idea de que su hijo haya dejado embarazada a su novia a los 18 recién cumplidos, que se vayan a casar (por supuesto) y que ella con todo el morro le pida el dinero de la universidad de su hijo, ya que él va a ser policía, para usarlo ella para estudiar medicina después de tener al niño y ya de paso, quedarse con el hospital familiar…
Y la familia de ella encantada también, tan solo el padre un poco reticente, pero más por el hecho de que un hombre se lleva a su niña de su lado (como todo padre que se precie xD) que por el hecho de que ella se haya quedado embarazada… Incluso la reacción de Soichiro es mosqueante, dado que si a mi me dice mi novia a los 18 (que narices, incluso ahora) que está embarazada… a mi me da algo, no pongo esa cara de ¡¡bieeeeen!!
Y vamos a ver… ¿Quién narices se va a creer que un tío que tiene la cabeza como la tiene Arima iba a pasar cualquier examen psicológico para policía? ¡Ni que viviera en España!
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